25.4.09

La incertidumbre

LA INCERTIDUMBRE SE SURFEA CON LA INNOVACIÓN




EL IMPACTO DE LO NUEVO


La incertidumbre se surfea con la innovación
Por Marcelo Lasagna

En la confusión habita lo nuevo. De manera que debemos exprimirla y aprovecharla. No eludirla, sino trabajarla y aprender de ella para hacer florecer nuevas respuestas.

Qué duda cabe de que vivimos en un mundo complejo. Y de que la incertidumbre es uno de sus atributos característicos. La capacidad de predecir lo que va a ocurrir no se puede lograr con técnicas tradicionales. Estamos lejos de desarrollar tecnologías que nos permitan iluminar y amarrar el porvenir. Deberíamos centrarnos en desarrollar en las personas capacidades para manejar la incertidumbre y co-habitar de la mejor forma con ella. Para aprovechar el movimiento, convertirlo en oportunidad y minimizar la percepción de amenaza que traen estos procesos. Se requiere temple y firmeza, también ductibilidad y flexibilidad.

Hace unas noches leía admirado "El arco y la lira", de Octavio Paz. Sus reflexiones se pueden trasladar a las organizaciones humanas. Paz dice que todo quehacer humano y de la naturaleza responde a un ritmo, a un movimiento arquetípico, desde el cual cada cultura hace su traslación al entorno. "El ritmo es sentido y un ir hacia algo, el que sólo podrá ser elucidado si, al mismo tiempo, se elucida qué somos nosotros". ¡Qué verdad!

Una condición para manejar la incertidumbre es repensar la identidad de las organizaciones: qué somos, qué valor aportamos, qué queremos ser. De poco sirve quedarse en la comodidad de una estabilidad engañadora. Dice Margaret Wheatley que eso sólo conduce al caos. Es de sentido común que la gente no esté dispuesta a renunciar a sus certezas, porque nos permiten interpretar el mundo. Pero si estamos insertos en un mundo cambiante, de poco sirve eso, dado que nos hace mirar las cosas cómo ya no son.

Las empresas están poco preparadas para enfrentar el cambio permanente. La prensa española relata el gran cambio producido en las demandas de la moda. Había dos grandes temporadas: otoño-invierno y primavera-verano. Ahora la gente quiere cosas nuevas cada vez que va a comprar. Esto supone una transformación radical en la manera de organizarse y en las competencias de quienes trabajan en la venta. Zara, por ejemplo, envía prendas nuevas a sus tiendas dos veces por semana.

Sin ánimo de dar soluciones, he aquí algunas ideas para superar la incertidumbre o, más modestamente, convivir con ella. Su presencia incomoda. La mayoría busca la sombra de la comodidad en lo que sabe y conoce. Pero si queremos sobrevivir en un mundo cambiante, mantenernos en ámbitos conocidos respondiendo con las mismas ideas y herramientas a nuevos problemas sólo garantizará el fracaso.

Para abordar la incertidumbre deberíamos aliarnos con la confusión. Recordemos, como en el mito de Dionisio, que el cambio se produce en el caos. Por tanto, aprovechémonos de él para darle dirección y sentido, para establecer un nuevo punto de equilibro.

Wheatley, presidenta del Instituto Berkana, hace reflexiones muy interesantes sobre cómo superar la incertidumbre al escuchar al otro y aprovechar la confusión para que brote la creatividad. Wheatley dice, en primer lugar, que hay que tener un espíritu de curiosidad, en especial si nuestro repertorio de respuestas ya no funciona ante los problemas. Deberíamos desarrollar la capacidad de escuchar a otros en forma activa. Escuchar lo diferente nos sorprende pero ayuda a abrirnos a otras fronteras. En la confusión habita lo nuevo. De manera que debemos exprimirla y aprovecharla. No eludirla, sino trabajarla y aprender de ella para hacer florecer nuevas respuestas.

Y la mejor manera de enfrentar la incertidumbre es con la innovación permanente. Para eso se requiere crear en las empresas un sistema que permita observar lo que ocurre en el entorno, las tendencias, los cambios en las personas y un análisis a nivel organizacional para mejorar las competencias. Esto supone fomentar en la empresa espacios creativos que hagan brotar el nuevo conocimiento. Un buen sistema de gestión de la innovación debería sustentarse en la actividad, en la relación y el conocimiento. Las áreas determinantes son los procesos, la tecnología y las personas.

Náufrago fui, antes que navegante, reza el bello aforismo de Séneca. La vida es una constante tensión entre navegar, encontrar el rumbo, naufragar, perder el horizonte. En el mundo el ritmo de esta tensión se ha acelerado, por lo que el único modo de no zozobrar es poniendo en marcha las capacidades para la innovación y la creatividad. Los que no lo hagan o se resistan pagarán caro su falta de flexibilidad y liderazgo.

Fuente: Diario La Nación, de Santiago de Chile, del jueves 10 de enero de 2008.

DIEZ IDEAS ACERCA DE CÓMO INNOVAR

Marcelo Lasagna participó como expositor en un seminario sobre Competitividad Digital organizado por SERCOTEC para promover la innovación en la gestión de las micro y pequeñas empresas mediante las tecnologías de la información. En su presentación sobre Cómo Innovar, Lasagna expuso las siguientes 10 ideas:

Primera, la innovación es explotar ideas que tienen éxito en el mercado. Son aquellas a la que los clientes le atribuyen valor. Ese valor viene definido, además, no sólo por las características funcionales del producto o servicio, sino por la percepción subjetiva que el cliente tiene de él. Los clientes cada vez se interesan más por los intangibles que ofrecen los nuevos productos o servicios.

Segunda, la innovación no es una actividad discreta, sino un proceso continuo y sistemático. No se puede innovar un día y luego dejarla de lado. Ha de ser una actividad constante. Además ha de ser sistemática, Es decir, debe obedecer a una estrategia o a una carta de navegación flexible, que se adapte a los constantes cambios que se producen en el entorno. La innovación requiere de mucho trabajo, no sólo inspiración.

Tercera, innovación no es tecnología. Esta forma parte de ella, pero no es la clave. La innovación es una actividad que desarrollan las personas en la empresa. Son ellas las que dominan el negocio, o partes de él, y las que tienen la clave para mejorarlo o reinventarlo.

Cuarta, la innovación se genera dentro de la empresa, no viene del exterior. Muchas veces los departamentos de I`+D traen ideas de fuera de las empresas. Las más innovadoras hacen que las personas de dentro sean las creadoras de ideas. El benchmarking es sólo un ejercicio referencial, no para imitar lo realizado o para sustituir la capacidad creadora de la propia empresa.

Quinta, la innovación requiere de creatividad. Las empresas deben confiar en la capacidad creativa de sus empleados. Con todo, no basta esa voluntad. Además se deben crear las condiciones que produzcan la creatividad. Muchas empresas innovadoras generan espacios para compartir ideas, brainstorming, comunidades de prácticas, etc. El ocio, dice un buen amigo, es un momento de creación. Razón tiene. Hacer jugar a los empleados con propósitos estratégicos y en un entorno laboral que garantice la belleza es una metodología que reporte muchos beneficios.

Sexta, la innovación no son sólo ideas, se debe identificar el valor que aportan a los clientes. Para innovar se tiene que conocer qué piensan los clientes y cuáles son sus necesidades. La empresa debe motivar la discusión acerca de qué es el valor. Esto enriquece grandemente la relación con los clientes. Otra forma de conocer el valor que perciben los clientes es creando observatorios que analicen las necesidades de los clientes y escudriñen el mercado: en qué está la innovación, los competidores, los aliados, etc.

Séptima, fomentar la curiosidad y la intuición en las personas. No sólo somos seres racionales. Tenemos una arraigada dimensión emocional e intuitiva. La empresa puede beneficiarse enormemente si consigue "explotarla" en sus empleados y alinearla con una estrategia del negocio.

Octava, la organización se debe disponer para acoger la innovación y la creatividad. Para ello la empresa debe crear espacios para la colaboración. Las comunidades de prácticas y los blogs son espacios de colaboración y de intercambios. La innovación es exitosa en cuanto más ideas se expongan. La diversidad de ideas es el caldo de cultivo para la innovación. Estos espacios deben ser de hibridación, de pluralismo. Es decir, de personas con miradas diversas de las cosas.

Novena, la empresa debe conectarse con fluidez a su ecosistema. La innovación requiere que la empresa esté bien vinculada a los clientes, proveedores, aliados y competidores. Saber escucharles es una práctica necesaria en el mundo de hoy.

Décima, finalmente, la innovación exige una fuerte dosis de liderazgo. Pero no de un ejercicio del liderazgo cualquiera, sino de aquel que es facilitador de un proceso adaptativo. Ponerse al frente de un proceso innovador significa, por otro lado, desafiar el paradigma vigente, los supuestos sobre los que se funda el actual estado de cosas. Ya Pericles lo decía, "el secreto de la libertad es la Valentía". Liderar para innovar requiere de mucho arrojo para resistir los vientos conservadores.

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